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18-10-2019 #219

Mitos sobre la violencia de género

No se puede hablar de la violencia de género sin nombrar los mitos que existen al respecto.

Constantemente, se crean mitos sobre el tema que tienden a culpar a la víctima y justificar de alguna manera al agresor. He querido dedicarle un apartado a los mitos sobre la violencia de género porque son afirmaciones totalmente erróneas que siguen existiendo en la población y que desvirtúan totalmente la realidad de la violencia. La información la he podido extraer de un estudio hecho recientemente por Lorente, M. en 2001. Los mitos más habituales son:

La violencia de género sólo se da en los estamentos bajos de la sociedad: este mito es totalmente falso, la violencia de género se da en todas las clases sociales independientemente del nivel económico familiar. Lo único que cambia es que las mujeres con recursos escasos acuden a pedir ayuda, en cambio las que tienen un nivel económico alto no lo hacen por mantener su estatus.

Los casos de maltrato son aislados y escasos: esta afirmación también se aleja totalmente de la realidad, según afirman los autores, una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido algún tipo de maltrato o abuso en algún momento de su vida.

Lo que sucede dentro de la pareja es un asunto privado, nadie tiene derecho a entrometerse: es totalmente erróneo, la violencia de género es un problema social y no familiar. La violencia es un delito que atenta contra los derechos humanos, contra la libertad, la seguridad, la dignidad y la integridad física y psíquica de las personas, por lo tanto es responsabilidad de toda la sociedad.

El maltrato es un conflicto o problema en pareja: las agresiones son responsabilidad única de quien las lleva a cabo, no es un conflicto entre dos personas, hay un agresor y una víctima.

El maltrato psicológico no es tan grave como el maltrato físico: el maltrato psicológico recibido por la víctima de forma continuada puede llegar a provocar consecuencias muy graves. En muchas ocasiones es percibido por la mujer como más doloroso y difícil de superar. Ocurre pero, que normalmente el maltrato físico va acompañado de maltrato psicológico.

Si tienen hijos/as deben aguantar por su bien: es totalmente incierto, los niños/as deben vivir en un ambiente sin violencia, no pueden ser testimonios de episodios de maltrato, el hecho de percibirlas supone padecer consecuencias graves sobre el bienestar emocional y la personalidad. Ellos/as también son víctimas.

Los hombres que maltratan lo hacen porque tienen problemas con el alcohol y otras drogas: esta es la justificación que dan muchos hombres a sus mujeres para justificar un episodio de maltrato. El alcohol o las drogas pueden influir en la gravedad del maltrato por el hecho de actuar como desinhibidor de la conducta pero en ningún caso supone la causa del maltrato.

Los hombres que maltratan son enfermos mentales: los maltratadores no son enfermos mentales. El problema que tienen los maltratadores es que tienen dificultades para canalizar su malestar y frustración, maltratan por la necesidad de autoafirmarse, necesitan sentirse superiores ante su víctima.

Los hombres que maltratan son violentos por naturaleza: el hombre violento no nace se hace. El agresor se da cuenta que la violencia es eficaz para imponerse o dominar al otro/a. Frecuentemente los hombres que maltratan a sus mujeres no son violentos con el resto de las personas. Por tanto pueden controlar su ira, pero se sienten con derecho a actuar violentamente sobre ciertas personas.

Los hombres que maltratan lo hacen por amor: el hecho de ser celoso no es una manifestación de amor hacia la pareja, sino una manifestación de poseerla y controlarla.

Si una mujer es maltratada continuamente, la culpa es suya por continuar conviviendo con la pareja: este mito trata de culpabilizar a la víctima y no al agresor. Existen muchos motivos que dificultan que la mujeres decidan dejar a su pareja, tales como la dependencia económica, falta de apoyo, los hijos, las amenazas…

Cuando un hombre maltrata es porque algo ha hecho la pareja: aunque este mito ha disminuido un poco, sigue habiendo encuestas donde algunas personas lo afirman. Supone que la mujer es la culpable de que el hombre actúe así, le pone nervioso al expresar sus deseos y opiniones, cuestionan su autoridad. El agresor justifica de esta forma el maltrato.

La mujeres maltratan igual que los hombres: es cierto que hay mujeres que maltratan a sus parejas, pero las cifras no son comparables, ya que el 95% de las agresiones contra la pareja las realizan los hombres. Si una mujer quiere y comprende suficientemente a su pareja conseguirá que la pareja cambie: el único que tiene la responsabilidad de cambiar es el hombre, no la mujer. El problema del maltratador no viene por falta de amor.

Montserrat Vázquez Cuadra

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